No hay película romántica de época que se precie en la que los protagonistas no se vean sorprendidos por una repentina lluvia que empapa sus ropas y les obliga a refugiarse en una abandonada cabaña donde, cómo no, el apuesto caballero ofrece el calor
su pecho para confortar a la asustada doncella.Aún hoy en día es un recurso muy utilizado en el cine y es que esa sensación de hogar que da ver la lluvia a través de un ventanal, sólo es comparable a la siempre fotogénica chimenea encendida.
Yo que tengo la suerte de vivir en Galicia, aprecio la lluvia, la niebla, las noches heladas prendidas de mil estrellas y también el cielo azul y el sol escaso y preciado que hace hermoso todo lo que ilumina.
Pero si me dan a elegir, como rezaba aquella canción del maestro Sabina, entre todas los días, yo elijo la tarde de lluvia acomodada en mi sofá, con una buena película, en buena compañía o buena soledad, pero pudiendo disfrutar del pasar de las horas hasta que llega la noche y miras por última vez la ventana y la farola de enfrente te regala su visión mágica, de miles de gotas doradas cayendo implacables.
Y te vas a la cama con esa sensación de tranquilidad que da la rutina y las tardes mil veces revividas.
3 comentarios:
y es que no hay nada como ver llover desde la ventana ... ;)
Hay una cosa que lo supera:
Ver como se moja la gente en la calle desde tu ventana calentito.
Yo por problemas fisicos,odio el suelo mojado,me pongo de mal humor cuando llueve y me pilla en el trabajo o en casa y no tengo más remedio que salir,a veces pienso si es que soy una comodona,en Madrid suele llover pero no tanto como en la zona norte,cuando me quejo ,me acuerdo de que habrá muchas personas en mi misma situación o mucho peor que viven en zonas donde siempre está lloviendo,y que seguramente no maldicen el tiempo como me pasa a mi,porque a ellas no les quedará otro remedio que vivir con la lluvia y no serán tan tiquismiquis como yo,seguro que son felices viendo llover.Prometo llevarlo de mejor forma
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