Tan sólo uno.
Sin contrastar información, sin pedir mas datos, sin saber causas o circunstancias.
Es el juicio mas injusto, el que mas daño hace y al que menos importancia damos.
Que el cotilleo es el deporte nacional es un hecho probado a tenor de la televisión que triunfa.
Estamos tan acostumbrados a calumnias, desmentidos, comunicados y demás terminologia rosa, que de manera inconsciente minimizamos los daños que podemos causar.
A la hora de contar un cotilleo, ya no nos vale el susurro en el portal o la seña sutil para avisar a tu compimche.
Ahora para contar un buen chisme, hay que adornarlo con infinidad de adjetivos jocosos o con alguna frase ingeniosa.
Y como no, aderezarlo con alguna exageración.
La cuestión es que hoy en día unos cuernos ya no tienen interés si no cuentas detalles escabrosos.
Una ruptura ha de tener un trasfondo oculto
Y una nueva relación un pasado oscuro.
Por suerte el abuso de calumnias nos provoca la misma reacción que el abuso de antibióticos, al final ya nada te hace efecto.
Para nuestras abuelas el escandalo de no ir virgen al matrimonio, se compararía ahora con una portada en el Interviu de tu vecina del sexto.
Ojalá sigamos abusando de los cotilleos, pues creo que es el paso previo a inmunizarnos.
Cuando lleguemos a estar tan saturados de mentiras y especulaciones que ya pierdan todo interés, entonces podremos recobrar los adjetivos y el verdadero significado de las palabras.
Entonces podremos comentar de nuestra vida sin esperar el chiste fácil.
Recuperar programas de tertulia y tertulias con los amigos acerca de los programas.
Que pasé de una vez esta fase, que me tienen muy artita con tanto Corazón.
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