miércoles, 1 de junio de 2011

Hoy tengo cita

Haz la prueba, cualquier día, en una reunión de chicas, saca el tema "peluquerías".
Docenas de experiencias, algunas traumáticas saldrán a la palestra.
No digo que ellas, las peluqueras, no tengan también más de una anécdota que contar, porque puestos a rajar, aquí hay mucha tela que cortar.
La cuestión es sencilla, tu entras confiando en una profesionalidad y buen oficio y sales con un mal o garrafal servicio y la cartera vacía.
Para qué tanta revista y charla superficial, para atontar nuestros sentidos y campar a sus anchas por nuestras cabezas.
Cuando te ves desposeída de toda dignidad, con los pelos mojados, unos gorros horribles y un baby espantoso, sabes que pase lo que pase no saldrás de allí hasta que acaben.
Tienen el poder y lo saben.
¿Te has parado a pensar que hablan un idioma distinto?.
Les explicas como lo quieres y ellas / os lo transforman en su lenguaje.
Asientes y ahí has firmado implícitamente un salvoconducto en blanco, entonces tu te pasas la hora siguiente preguntándote si te habrá entendido y a cada paso te das cuenta de que no.
PERO HAS ASENTIDO, la suerte está echada.
Y los desastres son muchos:
permanentes que se pasan de tiempo y te dejan espaguetis en vez de pelo, mechas verdosas de color cambiante, tintes castaños que en dos lavados son color caldero o cortes de puntas que convierten una melena larga en una sota de bastos.
Recuerdo como hace años, en Barcelona, me soplaron 28.000 de las antiguas pesetas.
Pagué gracias a dejar desplumada a la palomita de la Visa el resto de las vacaciones.
Y para colmo no pude contar nada en casa, para aguantar broncas estaba.
En otras ocasiones se arregla el desaguisado ya en casa, debajo de la ducha.
Entre las cosas que me irritan especialmente en una peluquería está ese interés desaforado por venderte productos carísimos aludiendo el deplorable estado de tu melena.
No sólo te ofenden sino que además te toman por tonta.
También se da el otro extremo, cuando no sólo halagan tu pelo, sino que aluden a cuanto has adelgazado.
N o importa que estés con una plastilina amarillenta pegada entre trozos de papel plata y chorretones por la frente, te están preparando para inmediatamente colarte la explicación de la nueva maquina de ultrasonidos que hace maravillas con la celulitis.
A mi se me pone cara de Z y no se que contestar, os juro que me quedo en blanco.
En una ocasión , mi compañera de lavacabezas me hizo reír un buen rato, cuando suplicó a la estilista que no le hiciese el masaje relajante, pues se ponía a pensar en lo que le iban a cobrar por tanto relajo y se estresaba aún más.
Y tenía razón cuanto más te explican las tendencias, mas masajito, más toalla caliente y más aromaterapia te aplican, más te la clavan.
Para ser justa he de reconocer que la mayoría de las veces nos dejan divinas, por eso volvemos.
Y que como dijo el torero, una mala tarde la tiene cualquiera.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Pero mira que sois.
Divinas entráis, lo que os hacen allí es que les feas parezcan guapas y que las guapas parezcan feas que parecen guapas.

Eduardo Edudu dijo...

Conozco a un lucense que lee tu blog ( y no monta en moto)que por esas cosas, se corta el pelo al cero en su casa con su maquinilla y siempre me dice, la he pagado una vez y me servirá 100.