jueves, 2 de junio de 2011

La felicidad no se compra

De verdad creo que hay gente con un arte especial para complicarse la vida.
Te vas encontrando con el paso del tiempo a personas que con independencia de su estatus económico, consiguen una calidad de vida muy alta.
Y a otras que se meten en mil marrones y tienen el día a día tan complicado que hacen de su existencia una exclavitud.
He observado los dos extremos en gente con una buena posición económica.
Aquellos que aún temiéndolo todo para poder ser felices viven absolutamente estresados por su trabajo, sin tiempo para la familia o las vacaciones, con mil cosas atiborrando sus casas y garajes y con un hambre descontrolado por poseer mas.
Pero no todos los ricos sufren, ni mucho menos, la mayoría disfrutan de sus posesiones materiales, no sin quebraderos de cabeza, pero si aceptando su posición privilegiada.
También he conocido a gente que esas posesiones materiales lastraban su vida y han sabido desprenderse de adornos superfluos y viven la vida que quieren conforme a sus principios.
Chapeau por ellos.
Pero los que mas admiro, es la gente del montón , como yo, pero que han sabido formar su familia, que con su sueldo mayor o menor viven dentro de sus posibilidades una vida plena y feliz.
Hoy en la agencia de viajes, mientras yo miraba viajes que me permito sólo por ser una unidad familiar unipersonal y comer en casa de mi madre todos los días del año.
Entró un padre de familia con mi mismo presupuesto y mas ancho que pancho reservo vacaciones para ellos y sus dos hijos, con la ilusión, el esmero y la racionalidad perfectas.
Me quedé pensando, en qué cosas nos dan la felicidad.
Llegué a la conclusión de que no son las cosas, sino el planteamiento de vida.
La felicidad está ahí, asequible para cualquier bolsillo, sólo hay que tener el arte de saber disfrutarla.

1 comentario:

Unknown dijo...

Vivir pensando en lo que deseas te impide disfrutar de lo que tienes.