A punto estamos de comenzar los meses mas excitantes del año.
Miles de planes para el verano, las ansiadas vacaciones requieren de todo nuestro esfuerzo y concentración para conseguir compaginar los gustos, necesidades y fechas.
Un trabajo extra que afrontamos con tanta ilusión que ni las colas en las agencias de viajes, ni las horas perdidas en Internet buscando la mejor oferta nos desalientan.
A estas alturas del mes de Mayo, si has hecho bien los deberes, ya has cambiado la ropa de los armarios, guardado abrigos, bufandas y botas.
También has tenido que acondicionar la casa, preparar la terraza o jardín y retirar la ropa de invierno de la cama.
A todo este frenesí se unen los cambios de hora y como no las vacaciones escolares.
Has de reprogramar todos los horarios, buscar actividades para las tardes y conseguir que los abuelos se hagan con los cambios.
También cambias las comidas y si consigues hacer un poco de dieta no cabe duda que eres la mujer o el hombre maravilla.
Todo sea por romper las rutinas del invierno, esas rutinas que tanto trabajo nos han costado, cuando ya consigues levantarte animada, saber exactamente hasta el menú de cada día de la semana y has conseguido que los niños se acuesten a su hora.
Es el momento de cambiarlo todo, vivir sin normas, disfrutar del verano, acostarse tarde y no madrugar.
¿ Somos masoquistas ?
No lo creo, creo que nuestro espíritu es mas libre que nuestro cuerpo, que por muchos milenios de evolución que hayan pasado no conseguimos amoldarnos a una estricta rutina, por eso orquestamos cambios para liberarnos.
Para permitir a nuestro subconsciente liberarse de ataduras y a nuestro cuerpo liberarse de tacones y corbatas y poder correr desnudo por una playa, bañarse en el mar y dormir tumbados en el suelo.
Necesitamos vacaciones, nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu las necesitan.
No te hundas ahora, no desesperes, ya están ahí, casi puedo acariciarlas con la punta de los dedos.
1 comentario:
El estímulo de cambio que necesita nuestro ancestro nómada para sentir que la vida tiene un rumbo.
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