viernes, 15 de julio de 2011

Acampadas

Puedo contar con los dedos de una sola mano, las veces que dormí en tienda de campaña.
No voy a decir que fue una experiencia horrorosa, porque la situación era divertida y entre amigos me apunto a cualquier sarao.
Pero he de reconocer que no le veo el encanto que mucha gente le encuentra.
La incomodidad es evidente, por mucho que se empeñen en decirte que el colchón de aire es comodísimo y que ni un ruido te despierta en la noche.
La verdad es que el colchón si es de una plaza no permite dar ni una vuelta y si es doble acabas sumergida en el foso central, sudada por el plástico del fondo y el excesivo contacto humano.
En cuanto al ruido, me tocaría a mi la noche de ventolera, pero se oía silbar el aire, flamear la tela de la tienda, pasos misteriosos además de ronquidos y otros sonidos humanos.
(Voy a dejar el capítulo de tiendas compartidas por varias parejas para otra ocasión).
En cuanto sale el primer rayo de sol, que en verano son las siete de la mañana, ya te despiertas, y casi lo agradeces, para cambiar de postura.
Cualquier mínimo movimiento en la tienda es seguido con espectación y disimulo por el resto, en plan, todos estamos dormidos como rocas y nadie se da cuenta de que es la tercera vez que sales a hacer pis.
Sin intención alguna tropiezas con varias mochilas y algún pie, en tu salida.
Pero nadie se alborota, el compañerismo se corta con cuchillo en el ambiente.
Cuando consigues salir de la tienda y ponerte los incómodos tenis de cordones, descubres que la noche anterior nadie dejo nada en su sitio y que tal pareciera que ha estallado una guerra de bolsas, neveras y mochilas, delante de la tienda.
Te sientas en el primer tronquito que encuentras y enseguida ves como uno tras otro van saliendo de la madriguera.
Ahora empieza lo bueno, a partir de que sales de la infernal tienda, empieza la diversión, aquí ya le doy un diez a las acampadas.
La cerveza enfriada en hielo esta buenísima, la comida sabe genial y si ya vas, y te curras una paellita, el día se convierte en el mejor del verano.
Como colofón está el saber que esta noche ya duermes en tu cama.

2 comentarios:

Eduardo dudu dijo...

Creo que te falta experiencia ... son de lo mejor, lo que daría por pasar nuevamente esta noche sobre mi esterilla.
Mi enano al ver su cuna, a llorado ... quería seguir acampado.

luz dijo...

Claro que me falta experiencia, Eduardo, pero lo peor es que no tengo ya ni la edad ni la paciencia para hacerme una experta en casi nada jajajajajajaja