Relaciones

En alguna ocasión escuché que una relación de pareja son dos personas tensando una goma elástica.
La imagen mental es poderosa en sí.
Pero yo no puedo dejar de ver la imagen siguiente.
En la que uno de los dos suelta su extremo y el otro se ve con el golpe en las narices y la goma flácida en su mano.
¿Porqué, es una goma y no una cuerda?
Si te paras a pensar en los comienzos de una relación entre dos personas, te darás cuenta de que la duración de la misma depende del grado de flexibilidad de los contrincantes.
Las distintas situaciones que se enfrentan, tensan y aflojan la cuerda, si esta no es suficientemente elástica se romperá.
De ahí que sea una goma el material mas preciado.
Si se rompe, la relación acabará y tendremos que ir en busca de otra persona que ejerza la presión justa, para conseguir que nuestra goma quede tensa, sin romperse, desgastarse o simplemente sujetarla con la fuerza necesaria.
La cuestión, al pasar unos años, es que intentamos encontrar la goma adecuada sin querer sujetarla.
No damos opción mas que a un par de estiramientos, soltamos la goma aún en buen estado, por el miedo a que el opuesto la suelte antes.
No es el miedo al compromiso, no es falta de elasticidad, es que simplemente pasamos del tira y afloja.
Llega un momento en que ya no estás para jueguecitos, que cuando dices No, quieres decir No.
Y ahí se acaba todo.
Ya nadie quiere tener una goma elástica entre sus manos, todos buscamos un firme pasamanos, que nos permita subir y bajar a antojo.
En el que poder apoyarnos si es necesario y que si lo soltamos siga firme y estático para poder agarrarlo unos peldaños mas arriba.
Si nosotros hemos cambiado, también han cambiado las formas de relacionarse, ya ni buscamos ni necesitamos una relación tan elástica, sólo el apoyo firme y la seguridad de poder soltarse de vez en cuando.