viernes, 8 de julio de 2011

La maleta

El final de una época, por muy triste o alegre que nos parezca, tiene un precio que hay que pagar.
Dejar de ser niño, para ser mayor, nos encanta, ¿ quien no ha deseado de niño, despertarse a la mañana siguiente siendo un adulto de pleno derecho ?.
Y esta, es la mas fácil de las transiciones que vamos a sufrir.
Por que no has de decidir tan sólo caminar hacia adelante.
Aún así nos costara sudor y lágrimas hacernos con nuestro hueco, aceptar la pérdida de nuestros derechos como niño y hacernos respetar como adulto.
Con la madurez al enfrentarte a un cambio importante el proceso se complica.
Porque miras al pasado y al futuro, eres consciente de lo que perderás e intuyes lo que ganaras.
Pero por muy goloso que sea el pastel que te depara tu destino, cuesta romper los lazos, cambiar de status, de ciudad, de país o de trabajo, el cambio implicará arrastrar una pesada maleta cargada de recuerdos y vivencias.
Como yo, soy una mujer muy práctica, y me encanta viajar con lo mínimo, estoy preparando esa maleta, colocando delicadamente lo que quiero guardar y desechando pesos muertos.
La he dividido en dos apartados, en uno pondré las vivencias, todas, porque todas me han llevado a donde estoy,las necesito todas para no volver a cometer los mismos errores, ni perder un instante de la maravillosa gente que me acompañó en estos años.
En el otro apartado meteré mis sueños, porque no quiero que nublen mi futuro, porque una nueva vida requiere nuevos sueños, y has de empezar a fabricarlos desde el primer momento.
También he pensado donde guardaré esa maleta, en la casa de mis abuelos.
Debajo de la que fue mi cama, allí la dejaré para poder seguir adelante sin peso.
Para saber que siempre podré volver a buscarla y estoy segura que algún día volveré por ella, la abriré y al verla tan repleta seré feliz de haberla guardado.

1 comentario:

Unknown dijo...

La naturaleza es muy lista, al final tomes la decisión que tomes, el destino guarda algo bueno para tí.
Que lo se yo.