Te levantas con la idea clara de disfrutar de un día tranquilo, familiar, un día que aprovechareis tu y tu móvil para recargar la batería.
Tu cuerpo y tu mente se desconectan, tu cuerpo busca el relax, el descanso necesario para afrontar una nueva semana, se niega a trabajar y busca un cambio en la rutina.
Tu mente intenta seguirlo, hace desconexiones intermitentes, y durante la mañana lo consigue.
Te sientes relajado, con todo un día por delante, disfrutas de tus aficiones y buscas paz, eso sobretodo, sabes que la dura semana esta acechando y engañas a tu mente para no pensar.
Después de la sobremesa y la siesta, el día se enturbia.
Tu mente no consigue librarse del pesado lunes, que acecha con obligaciones.
Por momentos te relajas y logras ver una película o leer un rato, una caminata es ideal o algún tiempo dedicado a tus aficiones.
Pero la noche acecha y al igual que la luz del sol, tu mente pierde su brillo y enseguida empieza a programar labores.
Que no te engañe mas esta calma ficticia, que empiece de una vez la acción.Hay un instante en que lo odias y deseas que se acabe de una vez.
Sabes todo lo que te espera, trabajo, presiones, reuniones y viajes.
Sabes que has de dar lo mejor de ti y estas últimas horas de domingo no hacen mas que retrasar lo inevitable.
Pero hoy si lo conseguirás, prepararás todas tus cosas y te acostaras temprano.
Mañana serás el rey de la selva y tu vitalidad podrá con todo.
¿Pero que pasa ?, miras el despertador de la mesilla y pasa de las tres, estas cansado y desvelado, tu mente es un torbellino incontrolable y no consigues conciliar el preciado sueño.
Resoplas mirando al techo y piensas P.D. (puto domingo).
1 comentario:
No disfrutar el hoy por empezar a sufrir el mañana.
Carpe Diem Luzi.
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